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Brooklyn no es un episodio de la ciudad de Nueva York, sino cientos de novelas. Un barrio carismático que ha inspirado a autores, directores, músicos y artistas. Algunos de ellos nacieron aquí, otros lo adoptaron como destino ineludible. Hay quienes, como yo, llegaron por casualidad y descubrieron que era el lugar que habían estado buscando. Brooklyn hay que vivirlo. En el tiempo que pasé allí, me sentí particularmente inspirada por los colores y las luces de la noche y el aire cinematográfico de sus calles.
Encontré un barrio con una atractiva estética industrial y abandonada, cuyos muros son auténticas galerías de arte urbano. Pero cuando llegué también quedé prendada de la vitalidad de sus habitantes, de su inconformismo, de su estilo de vida sin normas ni horarios, de sus ganas de exprimir el tiempo. Un lugar donde el artista no busca fama y dinero, sino continuar sintiéndose vivo, donde habitan aquellos que no han abandonado la utopía de un modo de vida sin protocolos y convencionalismos.
